A volar sin ton ni son, cada vez
más cabrón,
hada de la evasión haga su
aparición,
nada de alcohol que son alas de
imitación,
afición y adicción adicional a mi
don,
al don nadie que soy, al son
cansino de cada canción,
cara al destino sin previo guión,
no me escondo,
ebrio del nervio que soy en el
fondo;
en medio del tedio, en medio de
todos, que miedo me dio,
con aire pero sin voz, me siento
medio nadie medio dios.
Busco mi asombro,
la gente sencilla y alegre me pone
cachondo,
si la plebe me chilla estoy sordo,
por tu boca muere un pez muy
gordo.
Yo solo. Mis folios hablan a mis
odios y no a tus oídos,
mi poema es ira y amor propio
inmune a tu microbio de la
envidia,
amor propio que pide ayuda en un
mundo con el que no lidia,
y suda líneas de tinta, he ahí mi
alma a la fuerza anfibia.
Iré a por pipas y echaré la tarde (para
lo demás no hay fecha)
no pierdo el norte, agacho la
cabeza entre alarde y alarde,
la vida se fuga, mi duda no es
esa,
me pesa la ley que subyuga mis
ganas de atarme en mi sueño,
perderme en su bruma, y se queda
en la broma, no más.
Con la cola entre pata y pata,
falta una coma en mi vida,
sobran puntos suspensivos,
se destapa mi delito, no puedo
pulsar delete,
me delata lo que escribo, todo
llega
y no puedo acusar al tiempo si me
da lo que le pido,
por eso me quedo en nada, sale el
yo dubitativo y con él mi fobia a la memoria,
pido fe, quiero fuck, todo tiene fin y eso agobia.
Sólo hago parodia a mi propia
historia y sólo me conduce a la histeria,
a este espíritu de feria sin
noria, mi pose y su similitud con la tuya se da a la fuga.
Sin lugar a duda me queda una
salida,
y de aquí a que la asuma me puedo
hacer viejo y el tiempo se esfuma,
yo sigo varado en la luna;
si ceso y uno de sus besos
cuestiona mi pluma
diré que estoy hecho de espuma,
y de nuevo a esperar que la nieve
se funda
acostumbrado a no dar ni una.
Y a volar.
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